La ultraderecha irrumpe como contrapeso de las reivindicaciones de la ciudadanía
Los diversos motivos que pueden llevar al auge de una fuerza política con el ideario de VOX se han de contextualizar en un marco sociológico y tecnológico.
La información fluye a través de nuestros dispositivos como nunca antes en la historia, pero se ha convertido en un arma de doble filo para la mayoría de usuarios. Si bien las RRSS nos acercaban a las personas y nos organizábamos en nuevos colectivos y plataformas, la entrada en estas redes de las grandes empresas del capital así como de los poderes fácticos, han convertido está herramienta en una potente arma de desinformación.
La inmediatez del click for money, ha dejado en un segundo plano el contenido de la actualidad relegándose, en el mejor de los casos, a un titular llamativo que se quede en eso, en un bombazo que afecta inmediatamente a nuestra percepción.
Si bien la mayoría de las veces, como simples usuarios de Internet, podemos contrastar está información y buscar su origen, la mayoría no lo desarrolla. ¿Por qué? Por falta de tiempo, por pereza, o simplemente es que hemos relegado ese papel a terceros, los medios de comunicación. Ya podemos deducir que esos mismos grandes medios, son canales que se financian de empresas y entidades las cuáles no dejan que se vea todo lo que mueve nuestra sociedad.
Llegado a este punto, nos damos cuenta que Internet ha sido el principal vehículo de desinformaciones y datos falsos, simplemente para movilizar un voto radical que estaba adormecido y camuflado en ciertas formaciones políticas.
Como ha recalcado uno de los principales líderes políticos de España, la derecha es ahora una derecha sin complejos, esa que no escatimará en recursos y herramientas para dirigir a cierta parte de la sociedad hacia su línea de pensamiento, aunque ello lo perjudique.
La exaltación de símbolos nacionales y la apelación a sentimientos es un juego peligroso al que han decidido jugar. La política no debería meterse en sentimientos ni legislar sobre ellos. Debería ser neutral y legislar en pro de la libertad de esos mismos sentimientos. No ha sido ni una, ni dos, ni tres las veces que ya han llevado a los juzgados a gente por ofender los sentimientos de otro. Esto no hay por donde sostenga de cara al futuro.
Cataluña por supuesto ha sido un factor clave, pero no ahora, sino que lleva siéndolo mucho tiempo, tanto de un bando como de otro, al final hemos visto que todos se lo llevaban crudo. He de destacar que con sus protestas por la autodeterminación han sacado ha relucir muchas de las serias carencias que aún tiene nuestra democracia, pero también han de tener cuidado con los líderes que marcan el camino de los republicanos. De momento solo han salido perdiendo los de siempre.
Otro factor importante a tener en cuenta es el miedo, el miedo al cambio y el miedo a lo diferente. Llevamos solo 40 años de democracia, la cuál ha de madurar y servir a los verdaderos intereses de la mayoría de los ciudadanos. La transición se hizo entre pañitos y hay muchas cosas que se han de transformar.
Los valores que vuelve a reivindicar la derecha y la ultraderecha son los ultraconservadores que ya hemos visto (y yo suponía que superados) años atrás. La ilegalización del aborto (abortar no es plato de gusto, ni las mujeres están todo el día abortando, es un recurso más ante determinadas situaciones circunstanciales), el apoyo a la tauromaquia (sector íntimamente relacionado con la nobleza y los grandes terratenientes de España), el odio al extranjero (como decían Doble V, ciudades solo son hormigueros, deja que se busque la vida el extranjero), la supresión de impuestos a las grandes fortunas y sucesiones que solo afectan a un porcentaje ínfimo, son algunas de las retromedidas que nos venden con nuevo envoltorio.
Y todo esto surge como contrapeso a otra fuerza política (y al hartazgo también) de ideas bastante claras respecto al capital, con idea de transformar bastantes aspectos del Sistema actual. Un movimiento que surge a partir de la Crisis de 2008 y que desafía, o eso intenta, el gran poder que representan todos los agentes poderosos que han manejado los hilos durante décadas.
La información fluye a través de nuestros dispositivos como nunca antes en la historia, pero se ha convertido en un arma de doble filo para la mayoría de usuarios. Si bien las RRSS nos acercaban a las personas y nos organizábamos en nuevos colectivos y plataformas, la entrada en estas redes de las grandes empresas del capital así como de los poderes fácticos, han convertido está herramienta en una potente arma de desinformación.
La inmediatez del click for money, ha dejado en un segundo plano el contenido de la actualidad relegándose, en el mejor de los casos, a un titular llamativo que se quede en eso, en un bombazo que afecta inmediatamente a nuestra percepción.
Si bien la mayoría de las veces, como simples usuarios de Internet, podemos contrastar está información y buscar su origen, la mayoría no lo desarrolla. ¿Por qué? Por falta de tiempo, por pereza, o simplemente es que hemos relegado ese papel a terceros, los medios de comunicación. Ya podemos deducir que esos mismos grandes medios, son canales que se financian de empresas y entidades las cuáles no dejan que se vea todo lo que mueve nuestra sociedad.
Llegado a este punto, nos damos cuenta que Internet ha sido el principal vehículo de desinformaciones y datos falsos, simplemente para movilizar un voto radical que estaba adormecido y camuflado en ciertas formaciones políticas.
Como ha recalcado uno de los principales líderes políticos de España, la derecha es ahora una derecha sin complejos, esa que no escatimará en recursos y herramientas para dirigir a cierta parte de la sociedad hacia su línea de pensamiento, aunque ello lo perjudique.
La exaltación de símbolos nacionales y la apelación a sentimientos es un juego peligroso al que han decidido jugar. La política no debería meterse en sentimientos ni legislar sobre ellos. Debería ser neutral y legislar en pro de la libertad de esos mismos sentimientos. No ha sido ni una, ni dos, ni tres las veces que ya han llevado a los juzgados a gente por ofender los sentimientos de otro. Esto no hay por donde sostenga de cara al futuro.
Cataluña por supuesto ha sido un factor clave, pero no ahora, sino que lleva siéndolo mucho tiempo, tanto de un bando como de otro, al final hemos visto que todos se lo llevaban crudo. He de destacar que con sus protestas por la autodeterminación han sacado ha relucir muchas de las serias carencias que aún tiene nuestra democracia, pero también han de tener cuidado con los líderes que marcan el camino de los republicanos. De momento solo han salido perdiendo los de siempre.
Otro factor importante a tener en cuenta es el miedo, el miedo al cambio y el miedo a lo diferente. Llevamos solo 40 años de democracia, la cuál ha de madurar y servir a los verdaderos intereses de la mayoría de los ciudadanos. La transición se hizo entre pañitos y hay muchas cosas que se han de transformar.
Los valores que vuelve a reivindicar la derecha y la ultraderecha son los ultraconservadores que ya hemos visto (y yo suponía que superados) años atrás. La ilegalización del aborto (abortar no es plato de gusto, ni las mujeres están todo el día abortando, es un recurso más ante determinadas situaciones circunstanciales), el apoyo a la tauromaquia (sector íntimamente relacionado con la nobleza y los grandes terratenientes de España), el odio al extranjero (como decían Doble V, ciudades solo son hormigueros, deja que se busque la vida el extranjero), la supresión de impuestos a las grandes fortunas y sucesiones que solo afectan a un porcentaje ínfimo, son algunas de las retromedidas que nos venden con nuevo envoltorio.
Y todo esto surge como contrapeso a otra fuerza política (y al hartazgo también) de ideas bastante claras respecto al capital, con idea de transformar bastantes aspectos del Sistema actual. Un movimiento que surge a partir de la Crisis de 2008 y que desafía, o eso intenta, el gran poder que representan todos los agentes poderosos que han manejado los hilos durante décadas.
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